sábado, 26 de enero de 2013

La sociedad donde vivo

Antes de empezar esta nueva entrada he buscado en la página web de la RAE el significado de sociedad. Vienen varios distintos pero creo que al que nos referimos con esta entrada es el segundo: Agrupación natural o pactada de personas, que constituyen unidad distinta de cada uno de sus individuos, con el fin de cumplir, mediante la mutua cooperación, todos o alguno de los fines de la vida.
Detrás de tanta palabreja pienso que sociedad se refiere a todas las personas que nos rodean día a día, desde la simpática cajera del supermercado hasta mi abuela, pasando por el político que nunca escucho lo que dice pero que veo todos los días en el telediario.


Hace poco mi mejor amiga me dijo que escuchase esta canción y pienso que no puede tener más razón su letra y la describe a ella sin duda. Sé que la sociedad no es solo la gente que a mí me gusta pero una gran parte sí, y aquella que no me gusta suelo evitarla. Pienso que la sociedad actual, a pesar de todo lo bueno que dice esta canción, está llena de apariencias, de sombras.
Nos solemos guiar por el exterior de las personas y sólo con mirarlas, sin haber intercambiado una palabra con ellas, las juzgamos. 

Por eso lo reconozco, no suelo implicarme mucho en la sociedad, y ahí está el ejemplo del político del telediario que por mucho que yo piense no cambiaré lo que haga él, por eso ni siquiera lo escucho. Me da mucho coraje que la gente se preocupe por el "qué dirán", si tu crees que estás haciendo lo correcto ¿por qué te tienes que guiar por lo que piensen los demás?
Y a veces me dicen que me da igual todo lo que me digan y que paso demasiado de algunas cosas pero es que creo que es lo ideal hasta cierto punto. Suelo hacerles caso de verdad a la gente me gusta porque sé que me dicen lo que creen mejor para mí.

Mi realidad en segundo de Bachillerato es que tengo el futuro en mis manos, en que el tiempo que pierda ahora me podré arrepentir después porque es un curso muy decisivo para el resto de mi vida. Desde mi punto de vista, tengo demasiada responsabilidad aunque en teoría ya tengo 17 para 18 años y debo saber perfectamente lo que me interesa y lo que no, lo que es bueno para mí y lo que no.
No tengo todo eso muy claro, pero lo que de verdad sí tengo claro es como sería mi sociedad perfecta.
Con la gente que me gusta, la que cuando saluda te aprieta la mano con fuerza y sin duda, la que cuando te habla te mira a los ojos y te mira de frente, te dice a la cara aquello que siente. Y esa gente hay que cuidarla, aunque les dediques a cada una diez minutillos al día porque aunque no las veas, un ¿cómo estás? por mensaje es suficiente. 
Así que puedo decir que cuido mi sociedad personalizada.
Y aunque parezca cursi, lo que da sentido a mi vida es una sonrisa de un compañero de clase, o que me miren a los ojos a la hablar...
Son sólo pequeños detalles, pero con eso me basta.

sábado, 19 de enero de 2013

La vida eres tú, tú eres como el buen vino

La vida es como una botella de vino.
La bebemos poco a poco, copita a copita, día a día.
No se trata de beberla del tirón, como un hidalgo. Ir ebrio no sirve de nada, de lo que yo hablo es mucho más sencillo y da mejor resultado.
Como dicen los mejores degustadores, trata de saborear el día a día sin prisa; sin pensar en la siguiente copa.

En cada sorbo, un aroma. Cada aroma. Cada aroma, una sonrisa, una mirada. Cada aroma, una palabra, una caricia. Cada aroma, un beso, un abrazo.
Cada aroma, por ejemplo, un secreto, un recuerdo.
Embriágate gota a gota, embriágate de la vida.

Haciéndole caso a los entendidos del vino, bébelo despacio, siente la vida. Hay tiempo para todo.

Puede que te encuentres algún trago amargo, pero ese sabor se irá al siguiente sorbo. Y si no es así, cambia lo que estés haciendo. Como dijo Einstein "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo". 
Descorcha otra botella, puede que ese vino que estabas bebiendo se haya echado a perder.

Lo más difícil de la botella es elegir. Sí, cuando tienes dos opciones y no sabes cual escoger. Al principio, cuando el vino aun no ha madurado, nuestros padres eligen por nosotros y todo es muy fácil. Pero lo bueno siempre se acaba pronto y te toca a tí elegir.
Si no sabes qué hacer, coge una moneda y asígnale a la cara y a la cruz una opción. Lanza la moneda al aire.
Esto no consiste en ver que ha caído boca arriba. La cosa es que en el instante en que la moneda está en el aire, tú ya sabes cómo quieres que caiga la moneda.

Pero dejemos los problemas y las decisiones a un lado.

Tengo una bodega en mi casa, guardo las botellas por orden de madurez del vino. Todas descorchadas. Unas me gustan más y otras menos.
Unas me las regalan y no me las bebo, se quedan a la mitad. Otras me las regalan, bebo, las dejo aparcadas, y al cabo del tiempo vuelvo a beber de ellas. Pero las que de verdad importan son las que voy consumiendo día a día.

Estas últimas son de reserva.
Etiqueta Familia.


Etiqueta Amigos.


Pues como el buen vino somos. Trata de mejorar con los años aprendiendo de los errores. 

La foto que he elegido es la que está de fondo, en la que podemos ver a un niño pequeño con dos botellas de vino  en los brazos por la calle. Quiero representar con esto que debemos de cuidar nuestros vinos desde pequeños aunque sea con la ayuda de nuestros padres o abuelos.

He elegido esta metáfora y no otra porque desde que escuché una canción de Estopa que se llama Rumba Sin Nombre que dice: "Mejorar como el buen vino y no pegar acelerones" me gustó mucho y es una manera original de representar la vida. No es algo muy común representar la vida como una botella de vino y porque pensé que ninguno de mis compañeros lo pondría.



Atentamente, un reserva del 95.