sábado, 19 de enero de 2013

La vida eres tú, tú eres como el buen vino

La vida es como una botella de vino.
La bebemos poco a poco, copita a copita, día a día.
No se trata de beberla del tirón, como un hidalgo. Ir ebrio no sirve de nada, de lo que yo hablo es mucho más sencillo y da mejor resultado.
Como dicen los mejores degustadores, trata de saborear el día a día sin prisa; sin pensar en la siguiente copa.

En cada sorbo, un aroma. Cada aroma. Cada aroma, una sonrisa, una mirada. Cada aroma, una palabra, una caricia. Cada aroma, un beso, un abrazo.
Cada aroma, por ejemplo, un secreto, un recuerdo.
Embriágate gota a gota, embriágate de la vida.

Haciéndole caso a los entendidos del vino, bébelo despacio, siente la vida. Hay tiempo para todo.

Puede que te encuentres algún trago amargo, pero ese sabor se irá al siguiente sorbo. Y si no es así, cambia lo que estés haciendo. Como dijo Einstein "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo". 
Descorcha otra botella, puede que ese vino que estabas bebiendo se haya echado a perder.

Lo más difícil de la botella es elegir. Sí, cuando tienes dos opciones y no sabes cual escoger. Al principio, cuando el vino aun no ha madurado, nuestros padres eligen por nosotros y todo es muy fácil. Pero lo bueno siempre se acaba pronto y te toca a tí elegir.
Si no sabes qué hacer, coge una moneda y asígnale a la cara y a la cruz una opción. Lanza la moneda al aire.
Esto no consiste en ver que ha caído boca arriba. La cosa es que en el instante en que la moneda está en el aire, tú ya sabes cómo quieres que caiga la moneda.

Pero dejemos los problemas y las decisiones a un lado.

Tengo una bodega en mi casa, guardo las botellas por orden de madurez del vino. Todas descorchadas. Unas me gustan más y otras menos.
Unas me las regalan y no me las bebo, se quedan a la mitad. Otras me las regalan, bebo, las dejo aparcadas, y al cabo del tiempo vuelvo a beber de ellas. Pero las que de verdad importan son las que voy consumiendo día a día.

Estas últimas son de reserva.
Etiqueta Familia.


Etiqueta Amigos.


Pues como el buen vino somos. Trata de mejorar con los años aprendiendo de los errores. 

La foto que he elegido es la que está de fondo, en la que podemos ver a un niño pequeño con dos botellas de vino  en los brazos por la calle. Quiero representar con esto que debemos de cuidar nuestros vinos desde pequeños aunque sea con la ayuda de nuestros padres o abuelos.

He elegido esta metáfora y no otra porque desde que escuché una canción de Estopa que se llama Rumba Sin Nombre que dice: "Mejorar como el buen vino y no pegar acelerones" me gustó mucho y es una manera original de representar la vida. No es algo muy común representar la vida como una botella de vino y porque pensé que ninguno de mis compañeros lo pondría.



Atentamente, un reserva del 95.


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